[Actualización 04] Diario. Superheroes 2
:: Diario de Escritura: Superhéroes - Segunda parte
Si no tenés ni idea de qué se trata, lee la primera parte [...]

Cuarto momento: Acopio de material
Ok, voy a escribir un libro sobre superhéroes.

Ok, voy a necesitar bastante información.

Ok, tengo bastante información.

Ok, tengo que procesar la información.

Ok, me pongo a ver las últimas películas sobre superhéroes. Fantastic four es un poco patética, pero me resultó simpática y a mi hijo Felipe le gustó el «hombre de piedra». Iron Man gana bastantes puntos con Robert Downey Jr. X-Men 2 está mejor que la primera, eso es seguro, al igual que Spiderman 3 en la que Raimi se supera. Me queda ver la última de Batman, pero estoy tan cansado de que me digan lo bien que actúa Heath Ledger en el papel del Joker que decido que prefiero al Jack Nicholson de Burton y me mantengo firme en mi prejuicio.

Ok, necesito más material. En un libro de conversaciones entre Will Eisner y Frank Miller, descubro que la mayoría de los superhéroes fueron creados por judíos. Buen dato, así que busco en Internet y mando a pedir algunos libros sobre el tema, Holy superhéroes y Up, up and oh vey! para ver qué averiguo. Mi gran amigo Rafa me hace el gran favor de recibir los volúmenes y luego mandarlos a Argentina para que me salga más barato.
Ok, me pongo a leer. Cuando termino con Holy superhéroes, me pregunto para qué estoy trabajando en un libro que ya fue escrito.

Ok, estaba mejor cuando era un vulgar desinformado.

Quinto momento: Había una vez…
Había una vez un escritor que no sabía por dónde empezar a escribir. Tenía un tema, tenía un propósito, tenía la información. Pero el pobre desdichado no sabía qué forma darle a su texto.

Pensó, y pensó, y pensó.

Primero, dijo: Voy a contar mi experiencia con los superhéroes. Comenzó a hacerlo, empezó a escribir su fascinante historia sobre como se había enamorado de los héroes allá cuando era pequeño y su padre le dio la primera novela del Tarzán de Borrougth.

A las tres páginas, se dio cuenta de que aquello era monstruoso, y lo abandonó.
Después dijo: Voy a hacer algo interactivo, un material que pueda ser usado para la reflexión en grupos. Una serie de pautas que vayan guiando, orientando, que permitan pensar sobre lo que los héroes son para nosotros.

A las tres páginas, se dio cuenta de que aquello era un espanto, y lo abandonó.
Después dijo: Voy a hacer algo creativo, que mezcle elementos de novela con ensayo. Una historia en la que un escritor se encuentra con un superhéroe que le pide que lo ayude a escribir un manual para convertirse en un justiciero. Pensó que era genial, y se puso a escribir.

A las tres páginas, se dio cuenta de que aquello era un horror, y lo abandonó.
[...]

Y así termina mi cuento de hadas.
Monstruoso, horrendo, espantoso.
Bueno, evidentemente lo mío es el terror.
Y así es como vuelvo a escribir mis historias de miedo.

Sexto momento: I love copy and paste.
Ha pasado mucho tiempo desde mi primer intento. No estoy agotado, porque no escribí más de nueve páginas para el proyecto. Tres intentos de tres páginas cada uno.
El resultado: tres embriones monstruosos que poco tienen de heroicos.
No estoy agotado, es cierto. Pero estoy frustrado. Las personas piensan que como uno es un escritor le resulta fácil hacerlo. ¿Acaso es fácil para un arquitecto diseñar un rascacielos? ¿O para el médico realizar una operación a corazón abierto? Pero, claro, como todo el mundo sabe escribir y son pocos los que saben hacer un rascacielos o una operación de corazón, las personas creen que esto es sencillo.
El problema es que no se trata de hacerlo, sino de hacerlo bien. Parece lo mismo, pero créanme: no lo es.
Por fin, la noche del veintinueve de mayo decido quedarme despierto para escribir, no el libro sobre superhéroes, por supuesto. Decido quedarme a terminar una de mis historias de terror. Pero de pronto me doy cuenta lo mucho que amo a los héroes, lo mucho que me han enseñado. Y decido probar una vez más aun sabiendo que si fracaso, es posible que ya no vuelva a intentarlo.
Y entonces, sucede. Tomo todo lo anterior, copio, pego, escribo de nuevo, agrego algunas cosas.
Tres páginas en quince minutos.
Y por primera vez desde que empezó esto, siento que lo he logrado.
Como siempre, me voy a dormir a las tres de la mañana, con la sonrisa del Joker. Ni la inminencia de las próximas noventa y siete páginas que siguen puede sacarme la alegría de tres bien escritas.

4 comentarios:

  1. Hola Eze,

    Gracias por compartir tu tortuoso camino con los Superhéroes. Sin duda que escribir no es derramar tinta sobre un papel.

    En mi caso, lo poco que he escrito de carácter más periodístico y los trabajos de la universidad han sido un parto doloroso, de borrar, tirar y recomenzar...

    ¡Vamos arriba! Queremos ver publicado ese trabajo sobre estos personajes que nos han acompañado desde la infancia.

    Un abrazo,

    Esteban
    RTM UY

    ResponderEliminar
  2. Estaré espectante...

    Saludos desde Perú,

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. Excelente relato de todo lo que pasaste, espero poder leer tu historia de los superhéroes.

    ResponderEliminar
  4. Gracias por el comentario. Tenme paciencia, lo de los superhéroes va andado a su ritmo, pero andando!

    ResponderEliminar